VI.- EL
CONCILIO DE ILIBERRI (sobre la pista de nuestros antepasados romanos)
A comienzos
del S. IV se celebró en Iliberri, o Iliberris una ciudad Ibera o Turdetana,
también conocida como Elvira posteriormente y que se sitúa según los expertos en las cercanías de Granada.
La razón del
porqué se celebró este concilio y porqué se celebró precisamente en este
lugar tiene relación con nuestro pasado
histórico.
Atardecer sobre las fronteras del Adelantamiento vistas desde la Solana de Iznatoraf |
Según Arnobio de Sicca (255-330), que se hizo
Cristiano en pleno furor de las crueles persecuciones del emperador
Diocleciano, la antigüedad del cristianismo en Hispania “donde existían innumerables cristianos” era de unos 300 años, o lo
que es lo mismo: nació y empezó a crecer
a la par que en Roma. Esta afirmación se confirma después de las
importantes investigaciones y estudios del insigne racionalista Adolf Von Harnack (1851-1930), teólogo luterano alemán, primer presidente de
la sociedad Kaiser Wilhelm (actual sociedad Max Planck) para la promoción de la
ciencia, y nada sospechoso de “barrer para casa” o de desvirtuar la verdad.
Interior del Templo parroquial de Iznatoraf |
Pues si podemos dar como cierto que el
cristianismo estaba muy arraigado en Hispania ya en esas fechas, a raíz de la
celebración del Concilio de Elvira, podemos afirmar que donde más arraigado
estaba y máxima densidad tenía, era en las tierras Andaluzas y dentro de estas,
en la zona geográfica que corresponde a la parte Oriental. Esta afirmación se
basa primero en el lugar elegido y luego además porque al concilio asistieron
19 obispos y 26 presbíteros, de los cuales, a la provincia Bética corresponden 8 obispos y 24
presbíteros, a la Cartaginense 5 y 4 respectivamente,
a la Lusitania 3 obispos, a la
Tarraconense 2 obispos y a la Galaica 1
obispo. Es evidente que la proporción de
clérigos es claramente abrumadora a favor de la región Andaluza.
Entre
los obispos asistentes estaba Pardo de la diócesis de Mentesa, Ianvario de la de
Salaria y Segundino de Cazlona (a dos leguas de Baeza) según la Historia del
Obispado y Reino de Jaén escrita en 1634 por Don Federico Rus Puerta, natural
de Baeza y Prior de la villa de Bailen.
Interior de la iglesia parroquial de la Asunción en Villacarrillo |
Todo esto
indica que la tierra en la que se ubican nuestros pueblos de las Cuatro Villas
y del antiguo Adelantamiento, al igual que otros más de la Andalucía próxima,
fue pionera dentro de la Hispania romana, en vivir y poco a poco convivir con
un ambiente muy avanzado en el camino de la modernidad que suponía una
“reconversión” del paganismo romano que habían “mamado” durante generaciones,
al Cristianismo nuevo, ilusionante y
esperanzador donde no había confusión de dioses y que les hablaba de justicia,
de igualdad, de honradez y de amor a los demás.
Esto encaja
con la afirmación de Escudero de la Torre, Rus Puerta, Argote de Molina y
algunos otros personajes estudiosos, de que la existencia de la Virgen de la
Fuensanta, (antes Santa Maria de Iznatorafe
y antes no sabemos cómo se le llamaba), se remonta a los tiempos remotos, tal
vez , como supone nuestro insigne paisano Don Antonio Ferreiro (que fue
magistral de la Catedral de Jaén), los tiempos de la predicación del Apóstol
Santiago y los varones apostólicos discípulos suyos.
La sierra de las Villas vista desde la Fuensanta en Villanueva del Arzobispo |
El paganismo
convivía con el cristianismo , las costumbres romanas referentes a la vida
sobrenatural, la muerte y en definitiva, a la religión eran practicadas
simultáneamente por nuestro antepasados y hasta el Edicto de Tesalónica del año
380, en el imperio Romano eran igual de lícitos el paganismo y el cristianismo.
Uno de los
principales objetivos del Concilio de Iliberri fue tratar de luchar contra las prácticas
paganas y poner orden en algunas costumbres contrarias a su doctrina, los
campos que se abordan en sus 81 cánones son: Relaciones entre cristianos,
paganos y judíos, la jerarquía eclesiástica, la sexualidad, la economía y la
liturgia.
Las tierras del Adelantamiento de Cazorla vistas desde La Iruela |
La lectura
detenida de estos cánones nos centra bastante sobre como vivían nuestros
compatriotas y sobre todo nuestros
antepasados directos y por tanto poder deducir como se comportarían ante
ciertas situaciones. El gran historiador de la Iglesia primitiva, Harnack, cree que en los cánones quedan
bien patentes las características de la Iglesia hispana de todas las épocas: un
riguroso ascetismo y una gran mundanidad.
En Roma y en nuestras tierras, nadie se casaba, el
matrimonio no tenía carácter jurídico ni religioso, era una forma “ordenada” de tener hijos y poder
transmitirles el patrimonio y una forma de mantener el status social.
Como la Iglesia primitiva no había
heredado de Jesús o de los Apóstoles ningún rito u oraciones para celebrar el
matrimonio. Aceptó la costumbre romana, cuyo matrimonio era monógamo, como el
cristiano.
Sorihuela del Guadalimar con su torreón árabe y al fondo Chiclana de Segura. |
Resúmenes de los temas que tratan algunos cánones *:
El canon VI prohíbe la magia usada
para asesinar a otra persona.
El canon XXXIV prohíbe encender
cirios en los cementerios.
El canon LXXIX prohíbe el juego de
los dados
Los cánones XVI, XLIX, L, LXXVIII, son los primeros testimonios de la
segregación antijudía en Hispania. De ello se deduce que los judíos eran muchos
e importantes, y que tenían mucho trato e influencia sobre los cristianos.
El canon XLI es el primer documento cristiano
conocido que manda extender la fe mediante la opresión, ordenando a los dueños
prohibir a sus esclavos adorar a los ídolos.
El canon LXII prohíbe la profesión de
aurigas y de cómicos.
El canon XX prohibía la usura del
clérigo y del laico, y es el único
documento anterior a Constantino que lo hace.
El canon XLI es el primer documento
cristiano conocido que manda extender la fe mediante la opresión, ordenando a
los dueños prohibir a sus esclavos adorar a los ídolos.
El canon XXXIII prohíbe que en las
iglesias haya imágenes.
Esto supone
en primer lugar, que ya había iglesias, es de suponer que estas serían,
inicialmente, templos romanos en los que era usual el culto a través de
imágenes de sus divinidades tanto en forma de esculturas, mosaicos o pinturas,
la prohibición iría dirigida a evitar la idolatría, bien por la presión de las
comunidades judías o bien por el intento de ir separándose de las costumbres
del paganismo cristiano.
No podemos descartar que durante los
siglos que aún quedaban hasta que la Iglesia consintiese abiertamente la
presencia de imágenes, si ya existían las imágenes de las vírgenes de Tiscar y
la Fuensanta, que según nos dice Escudero de la Torre, datan de épocas
anteriores a este concilio, fuesen ocultadas en las sierras de Cazorla y Las
Villas, como volverían a hacer posteriormente
los descendientes de aquellos antepasados, con motivo de la llegada de
los Almohades a nuestras tierras.
El Concilio de
Iliberri, sus orígenes, causas y tratados así como los cánones que condensa su
nueva doctrina es de suma importancia para un estudio y mejor conocimiento de
nuestros antecedentes de nuestras raíces en definitiva, ya que se deducen
muchas cosas, no solo por lo que se dice sino también por lo que no se dice.
Los Españoles, y con más razón los
Andaluces y con más aún los Jiennenses actuales de la Andalucía más oriental,
debemos de sentirnos orgullosos de que gracias a la inquietud y a la búsqueda
de la verdad por parte de nuestros antepasados, el primer concilio que registró
la Cristiandad (después de los de Jerusalén, Roma y Cartago), se celebró en
nuestra tierra anticipándose en 25 años al primer concilio Ecuménico (Universal)
que se celebró en Nicea en el año 325.
* Gran parte de lo que expongo aquí se extrae de las publicaciones:
* “El cristianismo hispano (Su origen y
repercusión en la sociedad Hispana y en la Iglesia Universal)” de Don José María
Blázquez- Madrid 2010
* “Agustinianum” J.Vilella y PE Barreda-PDF-2006
* “Concilio de Elvira : antigüedad y
cristianismo” Manuel
Sotomayor 1990
* “Paganismo tardío en los Reinos
Hispanos de la antigüedad. Practicas paganas y antecedentes a la luz de los
concilios” (Francisco
Javier Burgos Luengo)