miércoles, 20 de septiembre de 2017




Aproximación a los motivos del Papa Nicolás IV para emitir una Bula exhortando a peregrinar al Santuario de  Santa Maria de la Fuente-Santa en el Reino de Jaén


Durante siglos no ha trascendido al pueblo de Villanueva ni a las Cuatro Villas el hecho de que la devoción a la Virgen de la Fuente-Santa fuese motivo suficiente para que todo un Papa se ocupase de magnificar y dignificar el culto a ella mediante una Bula en la que exhorta a toda la humanidad a peregrinar a la Fuensanta.
Debemos de abrir los ojos ante este hecho para tomar conciencia de que  en la provincia de Jaén, y dentro de ella, en la comarca de las Cuatro Villas,  y concretamente en el Santuario donde actualmente se venera la Virgen de la Fuensanta, puso el ojo el Papa Nicolás IV para elevar la categoría de uno de los cultos que, en zona fronteriza, y aún en tiempos muy difíciles, no solo no se perdió, sino que se aumentó de tal forma que llegó a estar entre los más notables de toda España. El santuario situado entre Iznatorafe y la Moraleja, es el lugar donde se encontraba (tal vez recién llegada de Chincoya en la Sierra de las Villas), Santa María de Iznatorafe.
Vista desde Iznatoraf de la sierra de las Villas y Villanueva del Arzobispo en primer término
Para ayudarnos a tomar conciencia de la importancia y el valor que tenía en aquella época medieval, la voz de un Papa, expresada a través de algún documento papal, basta con exponer ejemplos notables de la época en la que se emitió la bula en cuestión:
En 1179 el papa ALEJANDRO III  mediante la Bula “Regis aeterni” ratificó lo dispuesto por Calixto II respecto de la peregrinación a Santiago de Compostela, lo que promovió el inicio del Camino de Santiago.

ALFONSO VIII para llevar a cabo  la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, tuvo que reunir los reinos  cristianos de toda la península, para ello necesitó la autorización del Papa INOCENCIO II .

En 1292 el Rey Sacho IV de Castilla falsificó una Bula de Nicolás IV para poder legitimar su matrimonio celebrado en 1281, con Dña. Mª Alfonso de Meneses (Maria de Molina), que era prima hermana suya.

En 1294, el Papa CELESTINO V mediante su Bula “Inter sanctorum Solemnia”, concede indulgencia plenaria a quienes visiten la basílica de Santa María di Collemaggio en Aquila.

En 1302, es BONIFACIO VIII quien mediante la Bula “Unam Sanctam”, proclama la superioridad del poder espiritual sobre el poder político.

La Bula  promulgada por Nicolás IV el día 3 de Mayo del año 1292
El día 3 de Mayo del año 1291, el Papa Nicolás IV publica su Bula  “Vite et Usque” para ensalzar y dignificar el culto y devoción a Santa Maria de la Fuente Santa del Reino de Jaén  concediendo un año y cuarenta días de indulgencias a quienes visitasen la Iglesia de la Fuensanta en los días de: La Anunciación, La Asunción, La Natividad, la Purificación y el día de la Cruz.

Un eslabón importante para reconstruir la historia de Villanueva y de las Cuatro villas, es conocer los motivos por los que aquel Papa decidió emitir tan importante documento.
 Este hecho a buen seguro que está relacionado con el “milagro de Chincoya” ocurrido unos 25 años antes de la promulgación de la Bula y divulgado para todos los reinos Europeos a través de una de las Cantigas de Alfonso X el Sabio. Además alguien tuvo que intervenir ante el Papa para asesorarlo a fondo sobre los valores religiosos, ejemplarizantes y humanos  que residían detrás del culto a la imagen de Santa Maria de la Fuente Santa. Este asesoramiento así como la petición formal deben de estar documentados y esperando su descubrimiento en algún archivo Nacional, del Vaticano o en alguna Universidad Europea o Americana.
Pero mientras encontramos o no esa preciada documentación para nuestro patrimonio histórico-cultural, debemos de preguntarnos ¿Por qué razón el Papa Nicolás IV consideró la conveniencia de afianzar la devoción a Santa María a través del culto a su advocación de la Fuente Santa?
Hay diversas circunstancias  que, unidas entre sí podrían explicar la decisión de este Papa, estando todas ellas entroncadas en unos hechos comunes como son  el Milagro de la Virgen con la Reina Mora, los sucesos de Chincoya, la situación política  en el recién creado Reino de Jaén y el incipiente  Adelantamiento de Cazorla; Pero sobre todo creo que en la mente del Papa Franciscano estaba su admiración por  la tenacidad de las gentes de la tierra en venerar y proteger la imagen de su destrucción por los Almohades, lo que evidenciaría la existencia en el corazón de aquellos antecesores nuestros, de unas convicciones y fervor inigualables  dignas de una recompensa y reconocimiento por parte de la Iglesia. Esas gentes  eran en su mayoría Serranos  y habitantes de Iznatoraf y de su Aldea La Moraleja (más tarde Villanueva).
Pero además hay que considerar otros aspectos que contribuyen a centrar las relaciones del Papa con nuestra tierra:
En primer lugar cabe considerar la dilatada relación que Nicolás IV tuvo con el Rey Alfonso X; esta relación comienza cuando el Papa  Martín IV llamó al superior de los Franciscanos, Jerónimo Masci (Papa Nicolás IV años después) para que mediase entre los reyes Alfonso X de Castilla y León y Felipe III de Francia  para intentar reconciliarlos sobre el litigio del reino de Navarra. Esta actuación que duró años, le permitiría a Nicolás IV conocer bien quien era Alfonso X, su extraordinaria labor científica y literaria y, como no, su profunda devoción y respeto a “Santa Maria la Madre de Dios”, explícitamente manifestada en sus “Cantigas”.
Representación de la Virgen de la Fuensanta mediante
 Dibujo a plumilla realizado   por el Licenciado Escudero
 de la Torre  hacia 1665
Por otro lado el Rey Sabio tenía como objetivo principal en sus Cantigas,  dar a conocer al pueblo, básicamente analfabeto, los hechos notables ocurridos en sus reinos, y uno de ellos era el recién creado (en 1246) Reino  de Jaén con  fronteras claramente  delimitadas y con una Diócesis propia también recién creada.
 Es de suponer que  los sucesos corrían de boca en boca por el Adelantamiento de Cazorla  y sus alrededores,  refiriendo la historia de la reina mora sacrificada por su esposo el Rey de Iznatorafe y posteriormente salvada milagrosamente por Santa Maria de Iznatorafe, y  el hecho de que su  imagen se veneró y conservó durante unos 200 años, desde el año 1024  en cuevas de la sierra de las Villas a donde fue trasladada ante el empuje y hostilidad de los Almohades, y la presencia de esta imagen en el Castillo de Chincoya para disuadir al rey Aben Alhamar de la toma del mismo.
Al tener el Rey Alfonso X conocimiento de estos extraordinarios sucesos, bien pudo decidir que eran dignos de ser seleccionados para difundirlos y proclamarlos a través de alguna de sus Cantigas, como así hizo en la conocida como 185E, titulada “Poder á Santa María grande d’os seus a correr”.
La Cantiga 185E del Rey Sabio relata el conocido “Milagro de Chincoya”, acaecido muy probablemente entre 1264 y 1270, gracias a la intervención de Santa Maria. De la importancia y rigor que el Rey Alfonso X el Sabio dio a sus Cantigas, nos da idea el hecho de que meses antes de su muerte en 1284, el Rey expresó en su codicilo que todos los libros de las Cantigas fuesen depositados allí donde fuese el enterrado y que fueran cantadas en las fiestas de Santa Maria y del Señor.
 Nicolás IV accedió al Papado en Febrero de 1286, dos años después del fallecimiento del hijo de Fernando III el Santo, el Rey Alfonso X el Sabio y dado que este Rey era una baluarte de la Cristiandad, tendría un conocimiento de la temática de sus Cantigas y por supuesto de las que entroncasen con su idea de defender el cristianismo sobre todo en los lugares donde se solapaba con el Islam.
La Virgen de la Fuensanta en Iznatoraf, mirando hacia
La sierra de las Villas  a través de un mar de olivares.
Además se da la circunstancia de que la sede de Jaén-Baeza, quedó vacante entre principios de 1289 hasta el 30 de Junio de 1296  y el papa Nicolás IV que murió en Abril de 1292 estaba muy preocupado por el tema de las “Sedes vacantes” hasta tal punto que en Mayo de 1288, nada más iniciado su papado, dio a conocer la encíclica “Iudicia Dei” pidiendo al clero que colaborase con el ministerio Diocesano y creó Obispos y Arzobispos para tratar de llenar las sedes vacantes que proliferaban demasiado por toda la Cristiandad. La preocupación del Papa por el futuro de la Cristiandad ante el poderío Musulmán  era tan evidente que llegó a convocar una Cruzada que no se llevó a cabo por el desinterés de los reyes europeos y en particular por las relaciones difíciles entre Aragón y Sicilia.
Esa preocupación del Papa, junto con el conocimiento de la fe y empeño del Rey Sabio por fortalecer la devoción a Maria y con ello a la Iglesia Católica,  su admiración por los sucesos de Chincoya relatados con gran belleza por el Rey Alfonso y por la Voluntad del pueblo cristiano fronterizo en defender y preservar la imagen de Santa Maria, pudieron ser, junto con la intercesión ante el Papa de algún personaje civil o eclesiástico, el caldo de cultivo para la promulgación de una Bula que, aprovechando el fervor popular ya existente entre las gentes de un lugar situado en zonas limítrofes con los musulmanes, potenciase y expandiese esa religiosidad de forma rápida oponiéndose a  la inclinación del pueblo hacia otras creencias.
Parece lógico ante la evidencia de las circunstancias que rodean a la emisión de la Bula Pontificia, que debemos admitir como un hecho histórico que esta Bula se redacta por y para exaltar la devoción hacia Santa Maria de Iznatorafe, hoy conocida como la Virgen de la Fuensanta, patrona de las cuatro villas.
El tema “está sobre la mesa”, investigarlo más a fondo, divulgarlo y exprimirlo para colaborar con las intenciones del Rey Alfonso X y del Papa Nicolás IV, al tiempo que promocionemos los tesoros de nuestra tierra, es cuestión de todos nosotros, los habitantes, amigos y  amantes  del “Santo Reino” pero sobre todo de  Villanueva, Iznatoraf, Villacarrillo , Sorihuela y el Adelantamiento de Cazorla, tenemos la palabra.

                                                                                                 Valencia- 20 de Septiembre de 2017

                                                                                                                                   Enrique López Gámiz

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